En 1944, durante las 72 horas que preceden al Día D, el primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill (Brian Cox), se encuentra en un estado de tremenda ansiedad. Al considerar que la operación militar es una mala idea y “un acto suicida”, el líder político intenta detener a las fuerzas estadounidenses y británicas. El problema es que la mayoría de sus compañeros y superiores lo desprecian por su terquedad y vejez. Con el tiempo agotándose, Churchill se esfuerza lo más que puede para impedir los aterrizajes y desembarques en Normandía, y reafirmar su lugar como un jugador importante en las tácticas de la guerra.
Con la intención de humanizar una figura imponente y casi mítica, el director Jonathan Teplitzky (The Railway Man, 2013) y el historiador Alex von Tunzelmann -quien hace su debut como guionista– exploran detalladamente la bien documentada oposición del primer ministro al Día D. Churchill es presentado como un líder petulante cuya batalla con la depresión amenazó con impedir al comandante aliado, Dwight D. Eisenhower (John Slattery), llevar a cabo la operación militar. La idea de centrarse en la ansiedad del protagonista parece una buena idea en principio, pero a medida que avanza la película, la angustia comienza a disiparse debido a que el empecinamiento del hombre se vuelve cada vez más insistente y repetitivo hasta que se revela el origen de sus culpas y fantasmas internos –aunque este hecho sólo sirve para explicar su carácter y no para despertar mayor tensión–. El guion suele caer en pura exposición de los sucesos históricos, y Teplitzky llena las lagunas con interminables planos abiertos de Churchill caminando por los páramos británicos o las playas, evidenciando que está más interesado en recrear el icono que ofrecer algo nuevo. La película lleva consigo un estilo teatral; diálogos abrumadores que acompañan todo lo representado a nivel visual y un relato conducido enteramente por el desempeño de Cox. El veterano actor escocés ofrece una interpretación llena de ingenio, bravura y tesón que le otorga equilibrio y veracidad a los acontecimientos narrados a lo largo del filme. Aunque Miranda Richardson está comprometida con el papel de la esposa de Churchill, hay un grave problema en la representación de Clementine. La relación que mantienen es difícil desde el principio, pero la película no ofrece antecedentes para comprender por qué estas personas aún están juntas, mientras que la función de Clementine en la narración se reduce a suprimir los berrinches de su marido.
Fecha de estreno en México: 29 de junio, 2017.