Carlos (Luis Tosar) es director de una sucursal bancaria en La Coruña. Una mañana, tras una discusión con su esposa Marta (Goya Toledo), se dispone a llevar a sus hijos, Sara (Paula del río) y Marcos (Marco Sanz), al colegio. Nada más arrancar el coche, recibe una llamada de un número desconocido. Del otro lado de la línea, la voz de un hombre misterioso que parece saberlo todo sobre él y sobre su familia, le informa que hay una bomba en el coche, y que si él o sus hijos intentan salir, el artefacto estallará. A Carlos no le queda más remedio que seguir las indicaciones del desconocido, quien le exige una fuerte cantidad de dinero a cambio de su vida.
Este primer largometraje del realizador español Dani de la Torre se inscribe en la tradición de lo que podríamos llamar thrillers claustrofóbicos, dado que su protagonista está expuesto a una situación límite dentro de un espacio cerrado. En este caso se trata de un espacio móvil: un coche que habrá de transitar según los designios de un antagonista tan misterioso como omnipotente. El carácter enigmático de este personaje, del que se desprende el propio título del filme, aporta una acertada dosis de intriga que atrapa el interés del espectador desde los primeros minutos, al grado de que la gradual revelación de su identidad se convierte en uno de los principales hilos conductores del relato. En correspondencia con el bien logrado efecto de suspense, que se construye a partir de dos interrogantes fundamentales –sobre el destino de Carlos y de sus hijos, por un lado, y sobre la identidad del desconocido, por el otro– Dani de la Torre consigue imprimirle a la narración un ritmo trepidante, gracias a un montaje ágil que combina escenas de acción –persecuciones, explosiones, disparos– con otras más centradas en la trayectoria emocional de los personajes. Este último aspecto es potenciado por la calidad de las actuaciones, destacándose sobre todo la de Luis Tosar, capaz de expresar de manera convincente la montaña rusa de emociones que experimenta su personaje: angustia, impotencia, rabia, culpa, amor por sus hijos. El punto débil de la película está en algunas inconsistencias de la trama, motivadas por un guión que, para eslabonar la cadena de acontecimientos, recurre a situaciones que caen en lo inverosímil o que no son lo suficientemente explicadas, como la herida que sufre el pequeño Marcos o algunas reacciones de la policía, lagunas de credibilidad que le restan puntos a un thriller que, por lo demás, alcanza momentos notables en cuanto a intensidad, además del mérito de trascender el conflicto individual para apuntar a una problemática social: las cuestionables prácticas de ese sector de la banca del que Carlos es representante.
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Fecha de estreno en México: octubre 23, 2015.