El falso documental como el cine de exorcismos y posesiones se ha convertido en un subgénero del cine de terror demasiado recurrido, dando la sensación de que está todo contado. En dicho tronco estilístico, se suscribe Invocando al demonio (The Possession of Michael King, 2014) del debutante David Jung. La historia se centra en Michael King (Shane Johnson), quien hace seis meses perdió a su esposa a causa de un mal consejo de un supuesto psíquico. Enfurecido, Michael decide documentar —cámara en mano— que no existen poderes superiores. Como parte de las pruebas invoca al diablo, acción que trae como consecuencias el arribo de huestes del infierno a la Tierra.
El filme tiene un punto de partida convencional, una cámara es la encargada de registrar los hechos, en el que se exponen los motivos del relato. La cinta elude dos grandes riesgos de este tipo de operaciones: uno, el sopor de una trama de peripecia exigua a la cual, encima, apenas se extrae jugo, y dos, la decepción asociada al esperable susto final. Como se acostumbra, en esta película no dejan de suceder episodios que inducen al espectador al susto obligado, apoyado por sus efectos visuales. Hay también un abuso de los screemers (golpes de sonido, imágenes repentinas); toda película de terror los tiene pero en exceso se vuelven molestos.
VSM (@SofiaSanmarin)
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Fecha de estreno en México: 12 de febrero, 2015.