Thomas Webb (Callum Turner) quiere ser escritor, a pesar de que su padre (Pierce Brosnan), un respetado y distinguido editor no lo ha alentado. Además, el joven desea salir con la chica que le gusta, Mimi (Kiersey Clemons), pero ella lo ha etiquetado como un amigo. Después de ser rechazado, el joven regresa a su apartamento en Lower East Side; ahí, en las escaleras se encuentra con un viejo alcohólico (Jeff Bridges), quien con el paso de los días se convertirá en su mentor y lo aconsejará en sus problemas familiares y amorosos.
La amante de mi padre (The Only Living Boy in New York, 2017) se desarrolla en el ostentoso, elegante y pedante escenario de Manhattan, un mundo en el que los ricos y acomodados asisten a cenas en amplios comedores y beben botellas caras de Pinot Noir. Es un mundo en el que las esposas son emocionalmente frágiles; las madres leen sus novelas preferidas en las bancas de Central Park para distraerse de su monótona realidad; los esposos son millonarios ejecutivos que seducen a jóvenes atractivas; mientras los hijos, desconcertados ante el presente y el futuro, desean explorar nuevos territorios. El director Marc Webb (500 Days of Summer, 2009; Gifted, 2017) explora de manera somera y superficial varios temas incluyendo la infidelidad, la culpa, la búsqueda del camino y la nostalgia de un joven inmerso en una enorme ciudad que parece ignorarlo. La película también indaga sobre el cómo los hijos perciben a los padres y cómo sus secretos –una vez descubiertos– pueden cambiar la propia visión del mundo de los primeros. Sin embargo, al tener la ambición de definir los sentimientos, las emociones y las sensaciones que se desprenden a partir del amor y el engaño, el filme se tambalea en las respuestas que ofrece y deviene en una ridícula sesión de pseudofilosofía que se reduce a las lecciones que un joven ingenuo e inexperto recibe de un veterano y “sabio” alcohólico.
Fecha de estreno en México: 20 de octubre, 2017.