Rachel (Emily Blunt) es una mujer alcohólica y desempleada que no puede superar la ruptura amorosa con Tom (Justin Theroux), quien ahora vive felizmente casado con la bella Anna (Rebecca Ferguson). Todos los días, ella toma el mismo tren que pasa frente a una atractiva casa en la que vive una pareja conformada por una sensual joven llamada Megan (Haley Bennett) y un atractivo hombre, Scott (Luke Evans). Rachel fantasea con la vida perfecta que lleva esta pareja hasta que un día es testigo de un devastador suceso en el que se ve directamente involucrada. Sin embargo, ella es incapaz de reconstruir paso a paso lo que la orilló a formar parte de la tragedia.
La chica del tren (2016) es la adaptación cinematográfica del bestseller del mismo nombre escrito por Paula Hawkins. El director estadounidense, Tate Taylor (The Help, 2011), hace uso de la subjetividad y la multiperspectiva para tejer una capa de puntos de vista y confundir a la audiencia, pero la intrincada narrativa sólo responde a un notable trabajo de edición que disfraza un relato donde el misterio es muy fácil de descubrir, incluso para aquellos que no han leído la novela. El abuso de la voz en off para describir las emociones y las situaciones evidencia un guión endeble que constantemente se tambalea. En este sentido, el juego que se le propone al espectador para llenar los vacíos y armar el rompecabezas resulta únicamente atractivo cuando el anclaje primordial de la historia, Rachel, interpretada con compromiso y seriedad por Emily Blunt, aparece en pantalla.
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Fecha de estreno en México: 11 de noviembre, 2016.