Aparentemente, la humilde y sufrida Maud Watts (una Carey Mulligan totalmente entregada al personaje) no tiene mucho a qué aspirar en lo que seguramente será una corta y agotadora existencia. Empleada de una lavandería en Bethnal Green (en el entonces miserable East End londinense), hija de una lavandera que tuvo un trágico final, su trabajo con un jefe perverso, y su familia común y corriente para su tiempo y clase, la destinan a tener muchas obligaciones y poca autoridad, ni siquiera sobre ella misma y su pequeño hijo. Una encrucijada la compele a hacer conscientes el pasado y los deseos de alterar su destino, orillándola a decidir si está dispuesta a asumir los padecimientos que podrían llevarla a un cambio. A través de ella conocemos una etapa de la lucha de las llamadas Sufragistas, lideradas por Emmeline Pankhurst (Meryl Streep), la histórica activista que creó el Sindicato Político y Social de las Mujeres. La batalla por el voto de la mujer a principios del siglo XX en Inglaterra parecía totalmente estéril. Para ganar la atención de la prensa y del Rey, este grupo recurrió a métodos cada vez más violentos, incitados también por los brutales ataques de la policía.
Con un guión robustamente documentado de Abi Morgan (Shame, 2011; The Iron Lady, 2011), Las sufragistas (Suffragettes) se desarrolla en una forma convencional afinada por excelentes actuaciones y una viva recreación de Londres de principios del siglo pasado. La historia personal de Maud y la Historia de la búsqueda del voto femenino se espejean, para recordar una poderosa rebelión de determinación y sacrificio, y al mismo tiempo mostrar las minuciosas y personales trabas para quienes –muchas veces sin educación pero sí con hartazgo y esperanza en una vida mejor– se rebelaron contra costumbres y leyes centenarias. La directora Sarah Gravon (Brick Lane, 2007) usa la cámara en mano para demostrar fortaleza fílmica en las secuencias en las que las multitudes eran aliadas o testigos de sucesos intensos. Siempre bajo el amparo de una fórmula probada (de la que incluso la música que enarbola emociones de Alexandre Desplat parece ser parte), se revelan una serie de momentos cruciales y cotidianos en la lucha de la mujer por la igualdad ante la justicia, que permiten revalorar –incluso a la distancia geográfica– un derecho que en la vida diaria actual, en muchos países, damos por sentado.
Fecha de estreno en México: diciembre 11, 2015.