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 Joan Miró (1983-1983) fue uno de los primeros artistas visuales surrealistas; su trabajo fue apreciado por André Breton – fundador, líder y teórico de este movimiento artístico– debido al universo personal de imágenes, signos y símbolos que parecía, como lo describe el crítico de arte, Arthur C. Danto, “non sequitur”, es decir, no encajar con ninguna lógica, y por ello resultaban sorprendentes, divertidas e incluso mágicas sus pinturas. A diferencia de los pintores surrealistas que basaron su trabajo en torno a las preocupaciones de los sueños y sus significados (Salvador Dalí, René y los trabajos tardíos de Yves Tanguy y Max Ernst), Miró se inclinó por la estrategia del “automatismo psíquico” de Bretón para expresar los dictados inmediatos de su pensamiento sin la intervención reguladora de la razón, la preocupación estética o la moral.

Durante la primera exposición surrealista, celebrada en la Galérie Pierre de París, Bretón llamó la atención de colegas, críticos y espectadores con uno de sus cuadros que, hasta la fecha, sigue produciendo placer visual en aquel que lo mira: El carnaval de arlequín (1925). La obra presenta muchos de los elementos por los que las pinturas de Miró se hicieron famosas: figuras biomórficas, bestezuelas, peces, gatos, pájaros, formas aleatorias, ojos aislados, notas e instrumentos musicales, líneas sinuosas, presencia de negros, rojos, verdes y azules, objetos presentados con una desfachatez e inocencia casi infantil. Casi todas las figuras parecen flotar en el aire al interior de un espacio cerrado que aparentemente tiene una ventana (¿o acaso es un cuadro colgado en la pared?) que deja ver muy poco del exterior. Hay una fiesta, probablemente un auténtico carnaval. En el arte de Miró, la espontaneidad y la libertad aniquilan cualquier estructura de composición clásica; el artista español busca que cada uno de los elementos del cuadro determine la composición a medida que cada forma aparece en el lienzo, ejecutando así el flujo visual del inconsciente que tanto le interesó explorar a Miró.

Joan Miró, El carnaval de arlequín,1925.

Around and About Joan Miró (1955), es un fascinante retrato documental del artista español dirigido por Thomas Bouchard. Uno de los mejores momentos del filme es una secuencia de ocho minutos de duración en el que Miró crea una pintura que era, hasta hace poco, desconocido para el mundo. Filmada en Nueva York el 12 de octubre de 1947, como lo demuestra la firma y la dedicatoria en la parte posterior del lienzo, este material audiovisual brinda la oportunidad de ver el peculiar e íntimo proceso creativo del artista.

Joan Miró, Sin título,1947.

Joan Miró trabajando en el cuadro Sin título (1947).

Miró y Bouchard probablemente se reunieron en 1947 en Estados Unidos durante la estancia de nueve meses del artista justo cuando el fue contratado para elaborar un mural en el Cincinnati Hilton Hotel. Bouchard había sido durante mucho tiempo el fotógrafo de bailarinas y coreógrafas como Martha Graham, Hanya Holm y Charles Weidman, un hecho que no pasa desapercibido en su documental dado su interés en los detalles y la dinámica de la forma y el movimiento. Con gran sensibilidad y atención, Bouchard capturó los ritmos del artista cuando pintó un par de coloridas y fantásticas bioformas con una grácil libertad en las manos. Una serie de primeros planos en el pincel se editan como para armar una coreografía de vueltas constantes y gestos del artista que se materializaron en su visión audaz.

En 2011, para acompañar la exhibición Joan Miró: The Ladder of Escape, la Tate Modern le encomendó a Martin Hampton la elaboración de un cortometraje documental sobre el artista español. El filme explora la vida y de trabajo de Joan Miró, que comienza en la granja de su familia en Montroig, Cataluña, un santuario para él durante toda su vida y la fuente de gran parte de su inspiración artística. Guiada por el nieto de Miró y los comisarios de la Tate Modern, la película visita los estudios y talleres con vistas al mar cerca de Palma, Mallorca, donde se trasladó después de la Segunda Guerra Mundial, y donde trabajó prolíficamente hasta su muerte a los 90 años en 1983. El cortometraje incluye testimonios de amigos que lo recuerdan como un hombre muy generoso y humilde.

TEXTOS CONSULTADOS:

- Joan Miró: 1893-1983, escrito por Janis Mink (2000).

- Fixed Ecstasy: Joan Miró in the 1920s, escrito por Charles Palermo (2008).