César Chávez nunca se vio a sí mismo como un santo. Una vez me dijo que una lección para la vida es nunca tomarse muy en serio a sí mismo.
Marc Grossman, portavoz de la UFW y asistente de César Chávez
Uno de los líderes sindicales emblemáticos de la historia moderna de Norteamérica fue César Chávez. Nacido en Yuma, Arizona en 1927, Chávez fue un destacado dirigente sindical. Su introducción a la organización del trabajo se inició en 1952 cuando se encontró con el padre Donald McDonnell, un sacerdote católico militante, y Fred Ross, un integrante de la Organización de Servicios Comunitarios, que reclutó a Chávez. A los pocos años, Chávez se había convertido en director del organismo, pero en 1962 renunció para dedicar sus esfuerzos a organizar un sindicato para los trabajadores agrícolas. Ese mismo año fundó la Asociación Nacional de Trabajadores Agrícolas. Realizó huelgas y boicots en contra de los productores de uva en California, haciendo hincapié en los métodos no violentos. A pesar de los obstáculos jurídicos, él fue capaz de asegurar aumentos y mejorar las condiciones de los trabajadores agrícolas en California, Texas, Arizona y Florida.
César Chávez durante el boicot de uva en 1968 en California. Fotografía de Paul Fusco.
La vida del activista ha sido llevada a la pantalla grande por el mexicano, Diego Luna, en César Chávez, que se estrena el 1 de mayo en la cartelera comercial de México. La película se centra en la década de los sesenta, cuando el líder organizó a los trabajadores agrícolas –la gran mayoría eran migrantes latinos– para fundar la UFW (Unión de Trabajadores Campesinos) y exigir mejores salarios y condiciones de trabajo al grado de orquestar un boicot nacional de uva que afectó directamente a los productores quienes se vieron obligados a negociar con Chávez.
Sin embargo, más allá de lo retratado en el filme, la verdad es más complicada según Marshall Ganz, un exorganizador de la UFW que pasó casi 15 años trabajando con Chávez, y aunque la UFW dejó una huella perdurable en la historia de los movimientos sociales de América –fundamentalmente por su posición pacífica y antiviolenta–, Ganz describió la historia del organismo como, fundamentalmente, trágica.:
Fue un movimiento genuinamente heroico, y Cesar era un tipo heroico, pero [el movimiento] se volvió sobre sí mismo y por lo tanto no cumplió con la promesa.
Actualmente, la UFW tiene alrededor de 6 mil miembros –en comparación a los 50 mil que tenía en la década de los setenta–. Ganz indica que gran parte de la culpa de la disminución fue la estructura interna del sindicato. Al respecto, otro exintegrante del movimiento, Frank Bardacke, señala que el fracaso de la UFW consistió en negarse a construir una estructura democrática:
La razón por la que el gran movimiento sindical empezó a debilitarse fue porque no hubo elecciones internas. Los líderes eran personas puestas en marcha por Chávez, y no elegidas por el resto. También se interesó más en el reclutamiento de seguidores que lo apoyaran y por eso perdió el apoyo de la gente en los campos.
Ganz agrega que uno de los principales errores de él como perteneciente al sindicato y de otros compañeros fue permitir que Chávez tuviera el poder absoluto:
Realmente nos equivocamos al permitir que todo se centralizara en una persona. Sin nadie que lo cuestionara, Chávez era libre para experimentar con técnicas de liderazgo, incluso, en algún momento, implementó abusos excéntricos como un ritual llamado “The Game”. Éste fue un experimento de humillación pública donde las personas eran colocadas al centro de la reunión y eran acusados de deslealtad e incompetencia mientras la multitud observaba.
La UFW dejó de realizar las funciones esenciales requeridas para asegurar su propia supervivencia. El sindicato dejó de tener el personal suficiente para negociar y hacer cumplir los contratos, gestionar el día a día o expandirse a nuevos lugares de trabajo. Miriam Pawel, autora de dos libros sobre Cesar Chávez y del movimiento de los trabajadores agrícolas, ha manifestado que Chávez no estaba dispuesto a continuar realizando su trabajo –las labores burocráticas–, pero tampoco quería delegar las responsabilidades a otras personas.
Hoy en día, la UFW todavía funciona como sindicato en algunas regiones. Actualmente, la organización está comprometida en una “batalla” que se ha prolongado con Gerawan Farming, compañía productora de frutas en el sur de California. Pero el actual presidente de la UFW, Arturo Rodríguez, reconoce que la organización no es tan grande y fuerte como era antes.
César Chávez posa frente al mosaico "The Delano Bell", un regalo de la Unión General de Trabajadores del Transporte de Gran Bretaña a la UFW en 1970.
LFG (@luisfer_crimi)
Fuentes: The Atlantic, PBS
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