Un director kurdo persuade al hombre que ocultó a Sadam Hussein para contar su historia en filme; el director indio, Tarsem Singh, famoso por aquel video de REM, replantea Romeo y Julieta en la región panyabí; y una pareja uzbeka renuente a adaptarse a los nuevos tiempos en Sunday.
Carlos Enderle ambienta su filme en el paisaje gris, urbano y contemporáneo de uno de los municipios más densamente poblados del país para centrarse en los sueños y anhelos de los personajes que ahí residen.
Se trata de un hombre con una fe tan fervorosa que, amalgamada con su ansia de purificación artística, termina por ofuscar su razón. Más que un hombre queriendo ser fiel a Dios, acaba por creerse su reencarnación: un dios para sí mismo.
Clara Sola retrata un mundo que pese a desarrollarse en la apertura del espacio y la riqueza de lo verde y lo fresco, es opresivo y asfixiante, una estampa con la que muchas personas, en muchos sitios de Latinoamérica claramente se pueden identificar.
Para distanciarse del filme de Tornatore, Nali invierte dedicación en la inventiva tanto de los sucesos narrativos, como de su imaginerio visual en Last Film Show
Taracena asume una narración que apela a la construcción de frases e imágenes que conjuran poesía como intentando que ella, con su belleza, sirva de bálsamo para sanar tanto dolor en este proceso de reconciliación guatemalteco.
La náusea y el coma diabético provocados por el desconcierto y la sobredosis de azúcar terminan por sepultar la crisis depresiva y existencial de un buen tipo, tremendamente atormentado.
No es Bardo (o falsa crónica de unas cuantas verdades) ni la obra maestra que algunos quieren postular, ni el fiasco rotundo que otros desean sentenciar. Bardo conjura momentos geniales, otros de honda profundidad y unos más de una autocomplacencia feroz.
Con Sanctorum (2019), Joshua Gil consigue ejemplificar la poética de la imagen, aquello que Walter Benjamin intentaba definir a partir de la búsqueda de una nueva conceptualización del arte donde la propuesta visual –y filosófica- no sólo se inclinara hacia la comprensión de un...
Si bien Mills ha confesado que la relación con su hijo sopló la inspiración central para el filme, también incidió en su construcción Alicia en las ciudades de Wim Wenders.
El filme está proyectado en clave de comedia romántica pero con la inteligencia e ingenio que le permiten trascender el género, gracias al guion de Trier y su habitual coguionista, Eskil Vogt
Writing With Fire estimonia la gallardía de unas mujeres habituadas a padecer injusticias que defienden su dignidad como personas, desde el riesgo y una humildad que les permite prepararse, cuestionarse cotidianamente para solo así evolucionar y estar a la altura del desafío que ellas mismas se han impuesto.
No es fácil cargar con el peso de las revelaciones que son inaccesibles para los demás. Aunque desde el plano místico que lo plantea Apichatpong, queda claro que es apenas desde el sosiego que se consigue al arribar a ese punto, que todo, absolutamente todo, comienza a adquirir nuevos significados.
Debajo de una atractiva iluminación (como de restaurante caro), de interpretaciones actorales comprometidas con la trama y de una puesta en escena efectista, se encuentran trampas hábilmente situadas para el espectador.
Lo que hace Reyes es, con un desplante de vistoso ingenio, sensibilidad y mucho tacto, fundir la ficción con la realidad, al tiempo que entrelaza el pasado con el presente.
Desde FishTank de Andrea Arnold (a quien parece dedicarle algunos guiños) podemos encontrar muy pocos filmes que penetren con tanto decoro, tanta sensibilidad y también tanta cariñosa ternura, el dolor y el enojo afincado dentro del cuerpo y el alma de los adolescentes.
¿Qué pasará con las mujeres? Pero, sobre todo, ¿qué ocurrirá con las niñas, con las jovencitas, en esas regiones de México donde han sido abandonadas y desamparadas?
Parece que ha llegado el momento de la justicia. El expresidente de Guatemala, Enrique Monteverde (Julio Díaz), militar en retiro, es llevado a juicio acusado de genocidio.
A morir en los desiertos es un filme de la española Marta Ferrer que sin alarmismo, desde la serenidad, nos muestra un pedazo de mundo, en México, en peligro de extinción.
Un hombre lleno de complejos y resentimientos, subyugando al pueblo con base en cadenas incesantes de mentiras, de construir una realidad paralela que colisiona con la objetiva, utilizando los medios que sean necesarios con tal de preservar el control absoluto de la situación y endureciendo las formas y los discursos cuando se descuadra,...
Lo que presenta Michel Franco es una visión apocalíptica, pero de un apocalipsis que cada vez parece más familiar. Es el llevar al extremo la perturbadora agitación social que se vive en el mundo actual si bien, por desgracia, el desenlace no se vea ni se sienta tan lejano.