A Hércules (Dwayne Johnson), el protector de Atenas, sus hazañas lo rebasan y el pueblo lo idolatra. Pero el mercenario solo quiere ganar suficiente dinero para poder llevar una vida tranquila. El anhelado sueño del guerrero se hace realidad cuando la princesa Ergenia (Rebecca Ferguson) solicita las habilidades del semidiós griego y su variopinto grupo de peleadores para entrenar al ejercito de Tracia, cuyo rey y padre de la fémina (John Hurt), está en pie de guerra contra el hechicero Rhesus (Tobias Santelmann), quien se hace proteger por un ejército de centauros.
El Hércules del director Brett Ratner (X-Men III: La batalla final, 2006) se basa en la novela gráfica de Steve Moore (aunque éste no recibió un peso por la inspiración), Hercules: The Thracian Wars, y presenta a un Hércules abrumado por el peso de sus glorias, a la vez que busca desmitificar la exagerada mitología con su posible origen y significado real. Pero nuestro Hércules —uno que busca la paz interior tras años de martirios— no consigue transmitir ese sufrimiento en la pantalla grande, a causa de su limitado registro interpretativo. Otro de los elementos menos favorables de Hércules es el desperdiciado uso narrativo del 3D, utilizado únicamente para dar la sensación de que los objetos se salen de pantalla, o para que las escenas de acción tengan lucimiento. A pesar de todo, el blockbuster funciona como espectáculo de acción.
VSM (@SofiaSanmarin)
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