Luego de conducir bajo los efectos del alcohol ocasionando un accidente automovilístico, Otis (Lucas Hedges) es obligado a ingresar a un centro de rehabilitación donde se somete a terapia para llegar a la raíz de sus problemas internos. Mientras evita profundizar en su infancia traumática, la Dra. Moreno (Laura San Giacomo) lo alienta a hablar sobre su padre abusivo. Como actor profesional, Otis ha aprendido a usar su dolor para transformarse en sus personajes, pero cuando tiene que enfrentarse a sí mismo y aprender a liberar el dolor que lo alimenta, comienza su viaje más difícil: trasladarse nuevamente a su infancia. Ahí, Otis (Noah Jupe), de 12 años, lucha por dar sentido a su intensa relación con su padre James (Shia LaBeouf), quien no sólo padece trastorno de estrés postraumático, sino que también es un adicto a las drogas en recuperación. El abuso constante que Otis recibe de su padre no sólo es físico, sino que viene en forma de elogios, y luego verbalmente destruye su autoestima y valor. Se produce un altercado cuando Otis exige que James comience a comportarse como un verdadero padre, ya que la dinámica padre-hijo se invierte a medida que Otis apoya financieramente su estilo de vida. Este momento se convierte en un momento crucial cuando James finalmente se abre sobre su infancia abusiva y la vergüenza que conlleva al sentir que nunca hizo nada de su vida. Otis también se ve obligado a reconocer las fallas que alientan algunas de las disfunciones en la relación derivadas de los actos de humillación sobre su padre.
Durante un período de rehabilitación por problemas de alcohol y drogas, el actor Shia LaBeouf se vio obligado a escribir sobre su problemática infancia y su relación con su padre, que también es alcohólico. Este fue tanto el guiño biográfico del que nació Honey Boy como la trama de la película en sí, que por lo tanto se presenta como una obra con una fuerte impronta metacinematográfica, pero nunca un fin en sí misma; sí, por un lado, este es el camino para que el LaBeouf guionista exorcice momentos delicados de su vida a través de la forma textual que le es más habitual como actor, por otro lado, la película encaja coherentemente en el corpus de “el cine dentro del cine” a partir de la dirección de Alma Har'el, quien desde su filme anterior, LoveTrue (2016), ya se había aproximado a las posibilidades de la actuación terapéutica. En este sentido, la decisión de la cineasta de hacer que el propio LaBeouf desempeñe el papel del padre es crucial, solo así, de hecho, a través de la actuación (donde inicialmente estaba la escritura), puede reconocer en sí mismo algunos comportamientos dañinos heredados de su padre y al final abandonarlos para reconciliarse con él. Honey Boy, por lo tanto, se configura como una reflexión sobre la actuación, mientras que la relación padre-hijo es el contrapeso del que surgen las ambigüedades más interesantes (el hijo reconoce que es el padre quien permitió su carrera como actor). James desempeña su papel de manera fluctuante, sigue a Otis en los sets y lo ayuda a practicar (a diferencia de una madre ausente que sólo se comunica con él vía telefónica); sin embargo, el hecho de que el padre sea económicamente dependiente del niño a menudo causa conflicto. El filme refleja cómo la voluntad de actuar del protagonista nació del deseo de emular a un padre con esas mismas aspiraciones (de hecho, trabajaba como un payaso). Pero aquí hay otro elemento de inestabilidad: si el hijo obtiene cierto prestigio y es reconocido en la calle, el padre sigue siendo un bufón y esto a menudo le causa una sensación de insuficiencia hacia el hijo que lo acusa de creerse a sí mismo mejor de lo que es. La actuación se convierte en la única herramienta que tiene el protagonista para relacionarse con sus padres; por un lado, filtra la violencia de los intercambios verbales interpretando una parte y reduciéndolos así a ficción, por otro, replica los patrones de familias ideales a las que está acostumbrado interpretar en sets dentro de su contexto familiar disfuncional. El abuso paterno se convierte en el bagaje emocional para que Otis esté constantemente puliendo su talento profesional, pero olvidando su desquebrajada alma humana. Un trabajo íntimo, doloroso y sincero, centrado en la difícil relación entre LaBeouf y su padre, en la base de los problemas de alcoholismo y agresión que posteriormente afligieron al joven actor estadounidense. Un material de partida decididamente arriesgado, que podría haberse convertido en una hagiografía desequilibrada o en un trabajo totalmente autorreferencial, que en cambio sorprende precisamente por la mirada universal con la que trata la relación entre padre e hijo en la adolescencia, mientras reanuda fielmente la existencia real de LaBeouf.
Fecha de estreno en México: 6 de marzo, 2020.