Tomando la carretera para unas vacaciones de verano, Gabe (Winston Duke) y Adelaide (Lupita Nyong’o) llevan a sus hijos, Zora (Shahadi Wright Joseph) y Jason (Evan Alex), a la casa de la infancia de Adelaide, con la esperanza de tener días de descanso, tranquilidad y relajación. Visitando a la comunidad de la playa de Santa Cruz para divertirse bajo el sol, Adelaide se muestra extrañamente cautelosa e insegura, sintiendo que algo no anda muy bien. Lo que sucede es que ella no puede sacudirse esa incómoda sensación proveniente de una experiencia del pasado, cuando se separó de sus padres y, al buscarlos, llegó a una misteriosa casa de diversión. Adelaide, recientemente perturbada por aquel recuerdo, exige irse, sólo para encontrar la salida bloqueada por una familia de doppelgängers, con Red (Nyong'o), su gemela, organizando un exterminio sistemático de los vacacionistas y comenzando así una larga noche de supervivencia alrededor de la comunidad.
Después de Get Out (¡Huye!, 2017), la estupenda, oportuna y poderosa crítica social sobre los prejuicios de la modernidad y el racismo en Estados Unidos, el cineasta Jordan Peele vuelve a recurrir a los mecanismos del thriller para confeccionar un relato de horror político surrealista cuyo efecto aterrador y componente misterioso, notablemente calibrados, acompañan al espectador hasta el último fotograma -si no es que más allá-. El guion, cuidadosamente estructurado, encuentra formas astutas de impregnar orgánicamente pinceladas de humor a lo largo de la historia, de manera que se adapte al tono sombrío y misterioso del relato. Para esta tarea, ayuda de sobremanera el desempeño de los actores que logran que los personajes evolucionen como individuos complejos y redondos, tanto antes como después de que aparezcan sus dobles. Destaca el trabajo de Nyong’o; la actriz ganadora del Oscar flexiona sus músculos de manera sorprendente y atractiva. Ella es capaz de generar simpatía para ambos personajes al otorgarles personalidades distintas, a pesar del hecho de que se trata de un juego de reflejos. El director invita al público a reflexionar sobre el trauma, los privilegios, las identidades fracturadas y, por supuesto, la lucha entre el “yo” real, el “yo” ideal y la peor versión del “yo”. En ese sentido, la película funciona como una especie de descendiente espiritual de La dimensión desconocida (una serie influyente en el trabajo de Peele y que se encargará de revivirla en estos meses) que oportunamente evidencia la oscuridad que brilla bajo la superficie de la sociedad posmoderna. La manera en que paulatinamente se desarrolla una crítica social es sorprendente, tal y como sucedió en su filme anterior. La familia vuelve a estar en el centro de la atención, como una estructura fundamental para el desarrollo del ser humano, y la textura social de Nosotros está arraigada en preocupaciones de la vida cotidiana: ¿Por qué nos produce ansiedad saber que en algún momento no podremos controlar nuestras emociones estando frente a otros? Pero el discurso es todavía más profundo; siguiendo el ejemplo de la antigua metáfora de los morlocks que habitan el subsuelo en La máquina del tiempo de H.G. Wells, Peele divide las clases entre arriba y abajo, pero al mismo tiempo los duplica, porque la clase social clandestina es la copia exacta de los que viven en el sol de California y escuchan a todo volumen “I Got 5 on It”, de Luniz, en el automóvil. Los doppelgänger emergen de la clandestinidad para borrar a sus “originales”, tomar su lugar y llevar a cabo un remplazo completo. Una renovación del sistema, ese sistema que siempre se reprodujo acumulando copia en copia, sin sentir la necesidad de escapar de la jaula para permitir lo auténtico, lo distinto, el otro. Una reflexión que bien podría extenderse, incluso, a la producción cinematográfica en serie, y que se sintetiza desde las primeras secuencias, con la cámara del cinefotógrafo Mike Gioulakis (It Follows, 2014; Under the Silver Lake, 2018) atenta en un conejo en una jaula y luego, mediante un zoom, retrocede para revelar la presencia de cientos de otras jaulas, todas iguales, todas con un animal como invitado.
Fecha de estreno en México: 3 de mayo, 2019.