En 1982, con la intención de establecer una especie de comunicación pacífica con los extraterrestres, la NASA lanza hacia el espacio exterior una cápsula que contiene filmaciones de la vida cotidiana de la raza humana. Sin embargo, los alienígenas malinterpretan aquellos registros referentes a los clásicos videojuegos y los asumen como una declaración de guerra. Tres décadas después, estos seres deciden atacar la Tierra utilizando los videojuegos como modelos de sus diversas agresiones que incluyen a Pac-Man, Donkey Kong, Space Invaders, Centipede, Tetris y Arkanoid, entre otros. Los invasores, mediante su avanzada tecnología, son capaces de utilizar el vóxel (el equivalente al pixel pero en tercera dimensión) para convertir cualquier forma de materia viva en uno más de ellos. El presidente de Estados Unidos, Will Cooper (Kevin James), le pide a su mejor amigo, Sam Brenner (Adam Sandler), un experto en videojuegos, que lo ayude a encontrar una estrategia para combatirlos. Brenner decide apoyarse en otros dos talentosos videojugadores, Eddi (Peter Dinklage) y Ludlow (Josh Gad) para confrontar a los alienígenas.

Pixeles (Pixels, 2015) ofrece un escenario mediocre e inverosímil sobre cómo los talentos y habilidades de los videojugadores son vistos como una herramienta necesaria para salvar al mundo. Aunado a ello, nuevamente son estadounidenses de raza blanca los que arriesgan su vida para cuidar y rescatar a la raza humana convirtiéndose inmediatamente en héroes universales, menospreciando a lo largo del relato a las demás culturas, en especial a la gente de raza negra y a las mujeres, que son vistas como trofeos y recompensas. Lo más preocupante de esta insustancial y torpe comedia sexista que se disfraza bajo la espectacularidad visual del CGI, es ver cómo Sandler y sus amigos parecen disfrutar las burlas hacia las mujeres. La actriz Michelle Monaghan, que interpreta a una coronel que colabora con los videojugadores para cumplir con su misión, es la única que se salva del elenco, pero resulta humillante ver el desprecio con el que su personaje es tratado por los guionistas, Tim Herlihy y Timothy Dowling. Resulta desalentador ver cómo una actriz tan carismática se esfuerza por darle vida y carácter a su personaje que es vilipendiado sólo por negarse a darle un beso a un hombre con el que acaba de platicar unos cuantos minutos. Ante esa negación, la mujer es tachada, durante el resto de la película, de interesada y poco inteligente. Las secuencias de acción son construidas con poca creatividad, y son tan aburridas como si uno estuviera perdiendo el tiempo viendo a alguien más jugar un videojuego. Pixeles es un filme torpemente estructurado que, a pesar de en varias secuencias atiborrar la pantalla con diseños (tanto visuales como sonoros), tipografías, figuras geométricas y colores que recuerdan los primeros videojuegos, no logra rendirle un digno homenaje a la estética visual de estos clásicos ochenteros. A pesar de su bajo presupuesto, pero con un halo de nostalgia y honestidad, el inteligente e inventivo cortometraje que sirvió de inspiración para este filme, Pixels (2010) de Patrick Jean, logra –en tres minutos– reconstruir la afable y amena atmósfera que en dos horas no logró esta película.

LFG (@luisfer_crimi)

Fecha de estreno en México: 24 de julio, 2015.