Will Sawyer (Dwayne Johnson) es un agente del FBI que se especializa en el rescate de rehenes. Durante una misión, en la que un hombre mantiene cautiva a su propia familia, Will duda sobre si debe dispararle al atacante o no –debido a los rostros de los niños asustados-, pero esos preciosos segundos de vacilación, le permiten al bombardero detonar el dispositivo que mantiene pegado a su cuerpo y con ello termina con la vida de su descendencia y con varios miembros de la agencia gubernamental. Diez años han pasado desde aquel incidente, y Will ahora es dueño de una pequeña empresa que se encarga de evaluar la seguridad del edificio más grande del mundo –tres veces más alto que el Empire State-, diseñado por el arquitecto Zhao Long Ji (Chin Han). Tan pronto sea aprobado el rascacielos, los pisos superiores –del 90 en adelante-, servirán como departamentos residenciales. En uno de estos departamentos de prueba, se encuentra la familia de Will, quienes lo han acompañado en su reunión con el creador de la gigantesca obra. Cuando el antiguo agente del FBI obtiene una tablet que es capaz de ejecutar todas las pruebas requeridas para evaluar el gigantesco lugar, un grupo de terroristas, liderados por Kores Botha (Roland Møller), lo secuestran y toman el artefacto para poder entrar al edificio y encontrar algo que desean. Como un distractor, el grupo armado desata un incendio, por lo que Will debe regresar al rascacielos para salvar a su familia que se encuentra atrapada.
Rascacielos: Rescate en las alturas (Skyscraper, 2018) está basada en un videojuego -realizado por Midas Interactive para PlayStation 2- donde un científico debe subir 20 pisos atestados de hombres armados para salvar a su novia en peligro. El filme no se aleja de la estructura base pero ahora, el héroe debe rescatar a su familia que se encuentra en uno de los pisos que los terroristas incendiaron. El director y guionista Rawson Marshall Thurber (We’re the Millers, 2013; Central Intelligence, 2016) invita nuevamente a Johnson a protagonizar uno de sus filmes, pero esta vez dota al personaje de un impedimento muy particular, haciendo que, durante la confrontación con el bombardero, Will pierda una de sus piernas. Este acontecimiento, lejos de permitir que el personaje explore una veta mucho más vulnerable, se convierte en el inicio de una serie de circunstancias que carecen de verosimilitud, cómo lo es el hecho de que este hombre, que durante las primeras escenas observamos caminar de manera dificultosa, logre correr largas distancias –alejándose de criminales y policías- y subir sin inconveniente una grúa de construcción que mide más de 100 pisos o cruzar una escalera horizontal solamente con la fuerza de sus brazos. Pese al excesivo uso del CGI en las escenas de acción, es notable la sensación de vacío (que Hitchcock logró con un dolly zoom durante las escenas de Vertigo, 1958) creada a partir de la inserción digital de diversas capas visuales que imitan la percepción vivida a grandes alturas. Otro buen uso de los efectos visuales es la construcción de una habitación llena de espejos que sirve como un laberinto para los personajes, haciendo alusión a una de las escenas cruciales que ocurre -justamente en una casa de los espejos- en el filme de Orson Welles, The Lady from Shanghai (1947).
Fecha de estreno en México: 12 de julio, 2018.