Adam Jones (Bradley Cooper) es por un lado un hombre obsesivo, con un ego enorme, explosivo, determinado y por el otro, un talentoso chef. Su complicada personalidad lo ha llevado a destruir su carrera en la que ya había obtenido logros importantes: 2 estrellas Michelin. Después de salir huyendo de sus problemas con las drogas y el medio de la alta cocina, decide regresar y conseguir la estrella que le hace falta.
Burnt retrata los problemas psicológicos de Adam Jones y los adereza con un contexto profesional gastronómico. Sabemos de sus obsesiones por detalles que vemos desde la introducción de la película, en la está terminando una sentencia autoimpuesta de abrir un millón de ostras en Nueva Orleans. Los problemas de la película se encuentran en dos niveles: la lucha de Adam con su propios demonios (la drogadicción que ha dejado en el pasado, sus deseos e inseguridades), por el otro la necesidad de recuperar el control de su profesión reposicionándose con ayuda de las personas de su pasado que aún creen en él. En el trayecto conoce a Helene (Sienna Miller), una dedicada sous chef en la que puede encontrar a la asistente que necesita para conseguir su objetivo. No hay mucho qué decir con respecto a la propuesta visual de la cinta, salvo las bellas tomas de detalle del proceso de preparación de la comida, sin embargo, no es nada que no hayamos visto en cualquier otra cinta relacionada con chefs. Y aunque cuenta con un reparto lleno de talentosos actores y actrices no hay mayor profundidad ni desarrollo de personajes que nos lleven a la intensidad deseada para un drama. Es más cercano a una comedia romántica disfrazada de algo más complejo, pero que finalmente no cumple sus pequeñas promesas.
Fecha de estreno en México: abril 8, 2016.