Conoce más verdaderas historias que inspiraron al cine
Everest (2015), el más reciente filme del cineasta islandés, Baltasar Kormákur, retrata los trágicos acontecimientos en las laderas del monte Everest el 10 de mayo de 1996, cuando 8 personas –pertenecientes a dos distintas expediciones de montañistas– sufrieron las inclemencias de una potente tormenta de nieve que afectó sus intentos por alcanzar la cima de la montaña más alta del mundo.
A continuación te presentamos la verdadera historia detrás de Everest.
Monte Everest [Fotografía de Barry Bishop].
Into Thin Air: el libro que relata la tragedia
Aunque el guión de la película, escrito por William Nicholson y Simon Beaufoy, no corresponde a la adaptación de algún libro en particular, existen varias fuentes que nutren los sucesos retratados en el filme. Entre ellos destaca Into Thin Air: A Personal Account of the Mt. Everest Disaster, escrito por el periodista norteamericano, John Krakauer, y publicado en octubre de 1996. El libro narra la experiencia del propio autor como parte de una de las expediciones que escaló el Everest aquel 10 de mayo. Krakauer, que trabajaba como corresponsal de la revista Outside, tenía, en un principio, la intención de viajar a Nepal y llegar únicamente al Campo Base Sur (ubicado al pie de la montaña) para elaborar un artículo sobre la explotación comercial de la montaña y detallar la manera en que varias agencias operaban para sacarle provecho a los amantes de los deportes extremos ofreciéndoles experiencias únicas si se animaban a llegar a la cima del lugar más elevado del planeta. El periodista decidió adherirse a la expedición organizada por una de las agencias, llamada Adventure Consultants y que estaba encabezada por Rob Hall, un alpinista neozelandés.
Into Thin Air (1996) de John Krakauer.
Campo Base Sur, ubicado en Nepal. [Fotografía de REI Adventures]
La expedición; la búsqueda de la cima
Además de Adventure Consultants, otra de las agencias más buscadas por los clientes que deseaban experimentar emociones físicas fuertes, era Mountain Madness, dirigida por Scott Fischer, un montañista estadounidense reconocido por su capacidad para subir varias montañas de gran altura (como el Lhotse y el K2) sin el uso de oxígeno suplementario. Hall y Fischer comandaron a sus respectivos equipos –conformados por 3 guías y 8 clientes, cada uno– en la expedición. Aunque varios de ellos llegaron a la cumbre el 10 de mayo, se encontraron con graves peligros durante su descenso. Ocho personas murieron cuando trataban de trepar por la montaña durante la tarde de la tormenta. En su libro, Krakauer señala que Hall les había indicado que la hora límite para alcanzar la cima eran las 14:00 horas; “si a esa hora no han llegado, lo mejor es dar la vuelta y regresar al campamento”. A esa hora, muy pocos miembros de la expedición de Adventure Consultants habían llegado a la cima. Hall llegó a las 16:00 horas en compañía de otros rezagados, justo detrás del grupo de Mountain Madness. Krakauer relata que ya entrada la tarde, alrededor de las 16:30 y 17:00 horas se desató una fuerte tormenta, pero él ya se encontraba cerca del campamento 4, pero evidentemente muchos de los rezagados la padecieron muy cerca de la cima, justo en el tramo más complicado.
Scott Fischer (izquierda), fundador de Mountain Madness, en la cima del Everest en 1994.
La zona de la muerte
La “zona de la muerte” es un término utilizado para describir un área de una montaña por encima de los 8,000 metros de altura, donde el cuerpo humano ya no puede aclimatarse y simplemente comienza a morir. No importa el entrenamiento previo o la buena condición física; sin oxígeno suplementario el cuerpo humano no puede vivir más de 48 horas en la zona de la muerte, una región que sólo se encuentra en 14 montañas de todo el mundo, incluyendo el Everest. El nivel de oxígeno es escaso; en términos básicos significa que el cuerpo humano agota el suministro de oxígeno más rápido de lo que se tarda en reponerlo. Los estados mentales y físicos se ven afectados, lo que provoca que los escaladores experimenten alucinaciones, así como el deterioro de varias funciones corporales (la pérdida de la conciencia, y la sensación de ahogarse).
Zona de la muerte: área de la montaña por encima de las 8000 metros.
El trágico descenso
Los expertos en el tema de montañismo han señalado que los dos líderes tomaron una serie de malas decisiones durante esta expedición: principalmente, su error consistió en no respetar los tiempos establecidos desde el principio. Los escaladores suelen comenzar el empuje final hacia la cumbre a partir de un campamento situado a una altitud de unos 7,900 metros. Suben a las primeras horas de la madrugada, con la esperanza de llegar a la cumbre al mediodía. Entonces, deben apresurarse a bajar al campamento, tratando de llegar a la seguridad de sus tiendas de campaña antes del atardecer. Esta apretada agenda de 18 horas deja poco margen para el error. Si los escaladores se atrasan durante el ascenso, se enfrentan a un descenso nocturno extremadamente peligroso. Hall y Fischer reconocían estos peligros. Además, ellos debieron haber comprendido que los individuos tendrían dificultades para abandonar su intento de llegar a la cumbre después de haber estado tan tentadoramente cerca de lograr su objetivo. Sabían que los escaladores, ya cerca de la cumbre, son particularmente susceptibles a “sesgarse” y se muestran tercos y necios. Hall y Fischer conocían “la regla de las dos”, es decir, si el escalador no ha llegado a la parte superior de la montaña a las 2 de la tarde, entonces ese individuo debe abandonar su intento por alcanzar la cima y regresar al sitio seguro del campamento.
En Everest (2015), Jason Clarke interpreta a Rob Hall, responsable de Adventure Consultants.
Muchos miembros del equipo reconocieron los peligros asociados con la violación de la regla, pero optaron por no cuestionar la determinación de los líderes. Los grupos nunca participan en un diálogo abierto y franco con respecto a la elección de seguir adelante. Neil Beidleman, un guía en el equipo de Fischer, tenía serias dudas respecto a continuar el ascenso de la montaña cuando eran las 12 del día. Sin embargo, él no se sintió cómodo para decirle a Fischer que tenían que regresar.
Los escaladores que participan en estos equipos de expedición no se conocen muy bien entre sí. Muchos de ellos no habían conocido a sus colegas antes de llegar a Nepal. Esto hace más difícil que se fomente el respeto mutuo y la confianza durante el poco tiempo que permanecen juntos. Sin saber cómo podrían reaccionar los demás a sus preguntas o comentarios, muchos escaladores se mantuvieron indecisos cuando surgieron dudas en sus mentes. Para el ruso Anatoli Bukréyev, uno de los guías del equipo de Fischer, era sumamente difícil comunicarse con los demás debido al poco dominio que tenía del idioma inglés. En consecuencia, no expresó su preocupación ante los líderes.
Hall también dejó en claro, desde el principio de la expedición, que no fomentaría el debate y los cuestionamientos entre los integrantes del grupo. Él consideró que los demás debían ceder ante él, debido a su vasta experiencia en alpinismo y su notable historial de guiar a los clientes a la cima del Everest. Después de todo, Hall había guiado un total de 39 clientes a la cima durante 4 expediciones anteriores. Krakauer relata que Hall, durante los primeros días de la ascensión, les dijo: “Voy a tolerar cualquier disensión allá arriba, pero mi palabra es ley absoluta”.
En Everest (2015), Jake Gyllenhaal interpreta a Scott Fischer, propietario de Mountain Madness.
Las organizaciones estructurales creadas por Hall y Fischer representaron una de las grandes fallas de los líderes. Ambos, en el momento de mayor crisis, decidieron delegar responsabilidades a los guías, pero algunos de ellos no tenían la autoridad suficiente para tomar decisiones. Incluso, la situación física y la coherencia mental de algunos guías ya había sido afectada por las condiciones climáticas. Andy Harris, uno de los guías del equipo de Hall, se vio afectado por la hipoxia, probablemente causada por el hielo que obstruía su sistema de oxígeno. Consecuentemente, Harris estaba imposibilitado de asistir al resto de los escaladores.
Un total de 8 personas fallecieron el 10 de mayo de 1996 en el Everest: Scott Fischer, Rob Hall, Andy Harris, Doug Hansen, Yasuko Namba, Tsewang Samanla, Dorje Morup y Tsewang Paljor. Un total de 12 muertes se registraron durante la temporada de primavera de ese año, haciendo de 1996 el año con más muertes hasta las 16 ocurridas durante la avalancha de 2014 y las 18 como consecuencia del terremoto de abril de 2015 en Nepal.
El equipo de Adventure Consultants que participó en la expedición de 1996.
TEXTOS CONSULTADOS:
- Into Thin Air: A Personal Account of the Mt. Everest Disaster, escrito por John Krakauer (1996).
- The Climb: Tragic Ambitions on Everest, escrito por Anatoli Boukreev y G. Weston (1997).
- Going Higher: Oxygen, Man and Mountains, escrito por Charles Houston (1998).
- My Everest Odyssey, escrito por Göran Kropp (1997).
- Serie de artículos “Lost on Everest”, publicados en Outside Online.