Parte de la magia del cine consiste en hacernos pasar de la risa al llanto en varias ocasiones sin que nos demos cuenta, contar historias que en algún punto parezcan perdidas y sin solución para que nos haga sentir angustia y hasta un cierto grado de dolor, pero las mejores películas son aquellas que crean empatía con el espectador para hacerlo sentir parte de ese sufrimiento.
Todos, o la gran mayoría, tenemos presentes aquellas escenas que nos hicieron soltar una lagrima, escenas que quedaron grabadas en nuestra mente y corazón como parte de una experiencia que nos hizo sentir ese nudo en la garganta.
Y es que el cine nos puede emocionar de muchas maneras, es más que obvio que un buen drama siempre debe tener una dosis de tristeza que hace derramar lagrimas hasta al sujeto más rudo.
Trad. EnFilme
Fuente: Vulture