Los 10 filmes favoritos de Béla Tarr
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Guía del BFI para aproximarse a la obra de Béla Tarr
Sátántangó es una obra épica, descomunal, monumental y colossal de Béla Tarr. Lo es empezando por su duración: 439 minutos. Este fabuloso ensayo visual de Kevin B. Lee para Mubi nos desmenuza el tiempo en pantalla y su significado. Es decir, 7.3 horas contínuas de película (bueno, quitándole los créditos iniciales, los finales y los intertítulos que aparecen antes de cada uno de los 12 capítulos en que se divide el filme, restan 425 minutos, es decir, 7.0 horas). Esos 425 minutos están organizados en solamente 156 planos por lo que, resulta evidente, cada plano es de extensa duración (en promedio de 2 ½ minutos); cada plano es un plano secuencia con la dificultad, cuidado al detalle mínimo, organización, y perfección artística que implica. Pero lo es, sobre todo, porque que provoca que el espectador tenga una experiencia distinta del tiempo en su forma de ver el cine, donde cada toma ofrece mucho para ser encontrada en ella misma (permite un escrutinio severo de cuanto ocurre en ella) y en conexión con el resto de las toma, mientas va configurándose el discurso del autor húngaro.
Un cine de rituales, de repeticiones, ya sea para mostrar semejanzas o diferencias, la repetición es uno de los motivos centrales de Sátántangó, “la distinta disposición de secuencias idénticas vistas desde ángulos cambiantes siendo una forma de transmitir cómo cada personaje percibe el tiempo y el espacio de una forma individual y personal y, quizá también, para subrayar la distinción entre la apariencia objetiva de la realidad y la experiencia interior subjetiva”. En última instancia, a través de música melancólico, las extensas y pausadas tomas, los rostros graves retratados (“paisajes por explorar, mundos por descubir”), rituales de bebida y de sueño, una de las consecuencias es entender la abrumadora e inescapable soledad que cada individuo carga consigo mismo. La otra, que la búsqueda de un “nuevo orden” social y político, “el paso del cine de la burocracia al de la autocracia”, suele descubrir que “el aparente progreso, en realidad, se trata de un retroceso”. El cine de resistencia de Béla Tarr no es optimista, pero no se puede cuestionar, es ferozmente humanista.
Aquí pueden ver "Orders of Time and Motion", el ensayo visual.
EF