Dependiendo de la cantidad de veces que la hayas visto, Upstream Color (2013), de Shane Carruth, es una película compleja, fascinante, enloquecedora y confusa. Es lo suficientemente ambigua como para que cualquiera pueda tener su propia interpretación de lo que se supone que significa todo esto.
Kris (Amy Seimetz) y Jeff (Shane Carruth) parecen conocerse por obra del destino, un destino de carácter biológico y filosófico. Nadie más –se sugiere– podría comprender el carácter taciturno, sensorial y de exilio de la vida moderna, del otro. Ellos dos, ahora que se han encontrado, no están solos, y su pasado atado a unos gusanos y unos cerdos en una granja lejana hace que su amor le dé a la palabra nuevos significados, nuevas preguntas.
Anna Catley elaboró Walden Connection: The Thoreauvian Agenda in Upstream Color, un fascinante videoensayo en el que compara los temas y la historia del filme con Walden de Henry David Thoreau, el clásico literario estadounidense al que se hace referencia de manera importante y explícita a lo largo de la película de Carruth. Y aunque Carruth nunca ha afirmado que el libro tenga una conexión temática profunda con su película, los hallazgos de Catley siguen siendo elocuentes. La columna vertebral de esta artesanía cinematográfica (Shane Carruth es director, escritor, actor, cinefotógrafo, compositor de la música, coeditor) es el manifiesto ruralista de H.D. Thoreau, donde el autor estadounidense difunde un ascetismo apegado a la naturaleza y una libertad basada en su observación.
EF
Fuente: Anna Catley (Vimeo)