Tina (Eva Melander) ama los insectos. Es un detalle importante que se nos entrega de inmediato, mostrándola absorta mientras observa a un saltamontes apretado entre sus dedos regordetes y sus uñas manchadas de suciedad. La mujer tiene una fisionomía muy particular e inusual. La frente protuberante, la nariz pronunciada, los dientes rotos y el cabello fibroso no la hacen agradable a la vista e imaginamos lo que le ha costado vivir en una sociedad superficial llena de apariencias. Tina también es guardia en la frontera de Suecia y Dinamarca, y pasa sus días de trabajo observando, con menos entusiasmo que el saltamontes, la multitud heterogénea que baja de los transbordadores. Al ver pasar a los pasajeros, sus sentidos están alerta y con un instinto y habilidad casi animales que puede oler de inmediato si algo está mal. Imperturbable, señala a todos aquellos que esconden algo, pero a ella no la pueden engañar. Tina es mucho más precisa que un perro de trufero porque lo que logra oler no son los aromas camuflados de alcohol o drogas de contrabando, sino estados de ánimo. El miedo, la culpa, la vergüenza, la emoción, todos esos cambios hormonales que causan estas sensaciones y las pequeñas variaciones en el olor del cuerpo y en el sudor no escapan a Tina. El resto del tiempo lo pasa en su casa aislada, en el bosque, sin compañía. A veces visita a su padre en el umbral de la demencia senil, en un hogar de ancianos. Introvertida y rechazada, Tina tiene una especial empatía con los alces, zorros y animales del bosque que probablemente han sido más cariñosos con ella en la vida que los humanos. Un día, en el registro fronterizo aparece Vore (Eero Milonoff), un hombre muy especial que altera todos los sentidos de Tina. El parecido con la mujer es inconfundible, las mismas características físicas, el mismo olor y la misma pasión por los insectos. Tina está muy molesta. ¿Quién es este hombre misterioso y por qué se siente atraído e intrigado por él?
Criaturas fronterizas: Border (Gräns, 2018) es una película fascinante, irresistible e intrigante por su marginalidad. Narra una misteriosa historia de fantasía y se sumerge sin compromiso en la mitología escandinava, superponiéndola en el gris de un realismo cotidiano hecho de soledad y pobreza. Con un guion de John Ajvide Lindqvist -autor de la aclamada Déjame entrar (Tomas Alfredson, 2008) y que ha hecho de lo sobrenatural el elemento fundador de su propio universo creativo-, la leyenda transforma el pálido cielo del norte en luz; el verde de los árboles se ilumina, las noches vibran con la plata de la luna, los espejos de agua se vuelven densos y opacos, cargados de secretos en las profundidades. La mayor cualidad del director Ali Abbasi es su sensibilidad hacia el cuento de hadas, la atmósfera florece y trepa a la realidad, dándonos un relato en forma mágica. Las escenas en el bosque con Tina y Vore son particularmente hermosas y poderosas, nos sorprende admirar dos cuerpos inmersos en la naturaleza sin notar la extrañeza. Estos exteriores llenos de fuerza y transparencia helada contrastan con los interiores con luces de neón donde Tina se ve obligada a pasar sus días de trabajo y enfatiza el drama claustrofóbico de vivir en una realidad “equivocada”. Eva Melander es increíble en el papel de Tina. Por supuesto, el maquillaje magistral y las prótesis del equipo de Göran Lundström son fundamentales, pero la actriz sueca logra delinear el dolor, el conflicto y la naturaleza gentil de la protagonista de una manera excepcional, sin una referencia real y sin ocultar algunas pinceladas cómicas. Cabe destacar, en el papel del padre de Tina, también Sten Ljunggren, quien infundió una profunda humanidad y dulzura en un hombre que mintió por amor e hirió sin intención. Abbasi absuelve lo real, muestra un encanto arcaico que nuestros tristes ojos humanos no son capaces de ver en la cotidianidad. Border va en busca de nuestros sentidos -despertándolos del sopor adormecido de tanto cine predecible y suavizado-, de las deformaciones, de la sensibilidad de los cuerpos que se hunden en la tierra. El director ofrece los olores, los impulsos, la electricidad de una mirada de atracción, de cuerpos marginados que han permanecido ocultos esperando el momento preciso para manifestarse alegremente en un enredo de pasiones y deseos. Porque más allá de la trama secundaria del thriller y las metáforas reductivas sobre la diversidad, la verdadera belleza de Border radica en su erotismo liberador: el placer redescubierto de Tina, el orgasmo de pánico que explota en armonía con los fenómenos de la naturaleza: las tormentas, la nieve y la luna llena adquieren una materialidad primaria en pantalla para que sean percibidas por el espectador. A Abbasi no le importa la conformidad del deseo, rechaza los modos de representación sexual convencional y nos perturba con las imágenes de dos cuerpos que gruñen, huelen, tratan de devorarse. Los dos protagonistas se convierten en parte, eterna y simbólica, del bosque sueco: fábula y realidad, la condición eterna de un espíritu que no puede reducirse a la sumisión de una “civilización”.
Fecha de estreno en México: 22 de noviembre, 2019.
Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex