Nicole Rawlins (Sophie Cookson) es una reportera del New York Sentinel, que al ver la nota sobre la muerte de una monja -la Hermana Adelina Marinescu (Ada Lupu)- durante un exorcismo, viaja a Rumania para conocer los detalles del hecho. Nicole ha concertado una cita en la prisión con el Padre Dimitru (Catalin Babliuc), quien ha sido acusado por matar a la monja, y ahora se encuentra en espera de un veredicto a dicha imputación. La reportera investiga las causas médicas por las que la mujer murió e incluso trata de hablar con algunos miembros de la iglesia, pero no logra hallar algo contundente para escribir su nota. Mientras se instala en un pueblo cercano a la ciudad de Bucarest para conseguir más información, conoce al Padre Anton (Corneliu Ulici), un joven sacerdote que administra la iglesia local. Su ayuda -junto a la de la Hermana Vaduva (Brittany Ashworth)- la llevarán a comprender que los sucesos en el poblado van más allá de un asesinato común.

Partiendo de una frase que se impone al principio de la película y que afirma que Crucifixión (The Crucifixion, 2017) está basada en hechos reales, el director Xavier Gens recrea una historia sobre la existencia de seres demoniacos en la tierra y la forma en que la falta de fe vuelve a las personas un blanco fácil para este tipo de entes. Previamente, el cineasta había intentado incursionar en el género de horror –más específicamente en el denominado ‘nuevo extremismo francés’- con su película Frontière(s), donde un grupo de ladrones tiene que escapar de una sádica secta neonazi, y también realiza un ensayo de ciencia ficción sobre las condiciones humanas frente al aislamiento y la supervivencia en The Divide. En ambos casos, Gens analiza el papel que el ser humano ocupa dentro de su entorno. Las respuestas en sus previas películas obedecían a una lucha constante por sobrevivir, sin embargo, no hay un reflejo claro de la intención del cineasta en Crucifixión. El tema de las posesiones demoniacas ha sido abordado un sinnúmero de veces, la mayor parte de ellas de forma fallida; lejos del trabajo de William Friedkin con The Exorcist y de Scott Derrickson con The Exorcism of Emily Rose, las propuestas se inclinan más a copiar la fórmula establecida que a innovar y este es el caso de Crucifixión. La cinta evoca esa extraña sensación de lo desconocido ubicando la trama en Rumania, cuna del conde Drácula, y utilizando la barrera del lenguaje como otro suceso paranormal que impide a la protagonista tener un completo conocimiento de lo que ocurre a su alrededor. Sobre el tema del idioma, el guion de Chad Hayes y Carey W. Hayes (los hermanos estuvieron a cargo de The Conjuring) se refuta solo, ya que en un primer momento nadie puede comunicarse con la reportera y en la segunda mitad de la trama todos hablan un fluido inglés que permite resolver todo de manera gratuita. Pese a este número de fallas, el cinefotógrafo Daniel Arnyó crea una sensación de agobio frente al espectador, logrando una composición visual que consigue imágenes memorables y aterradoras, pero se trata simplemente de una atrayente  envoltura que cubre un contenido irrelevante.

Fecha de estreno en México: 1 de junio, 2018.

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