En esta nueva versión de Dumbo (2019), Tim Burton intenta mantener el argumento del clásico original de Disney de 1941. El inicio de la trama es igual; conocemos el circo de los hermanos Medici que viaja en tren por distintos lugares de Florida y cuenta con diversas atracciones bajo el mando de su excéntrico líder y propietario Max Medici (Danny DeVito). El circo pasa por tiempos difíciles -ya que sus atracciones resultan ser poca competencia en comparación a los parques de diversiones- y los asistentes se han vuelto mucho más exigentes a la hora de apreciar un espectáculo.  En un intento desesperado por rescatar a la compañía, Max decide utilizar sus últimos recursos para comprar una elefanta embarazada. A este ambiente decadente se une Holt (Colin Farrel), quien fuera el jinete estrella del circo y, mutilado tras su regreso de la guerra, recibe una trágica noticia y, además, se entera que sus hijos Milly (Nico Parker) y Joe (Finley Hobbins) no forman parte de ningún espectáculo principal. Tras la necesidad de Holt y sus hijos de subsistir en el circo y el nacimiento de la cría de la elefanta, el hombre busca participar en nuevas atracciones y poner a cargo a Milly y Joe del cuidado del elefante recién nacido, cuyas orejas demasiado grandes lo convierten en sinónimo de burla. Tras separar a la cría de su madre, los niños descubren que el elefante, bautizado por la gente como Dumbo, posee una habilidad inigualable: la capacidad de volar. Tras el descubrimiento, el circo se recupera inmediatamente, atrayendo al empresario persuasivo V.A. Vandevere (Michael Keaton), quien recluta al peculiar paquidermo para su nueva aventura de entretenimiento, Dreamland, que al parecer es un lugar de ensueño, pero esconde secretos obscuros bajo sus instalaciones.

Dumbo es una película que desgraciadamente evidencia la poca inspiración de Tim Burton en la actualidad y la necedad de Disney de convertir sus clásicos animados en relatos de acción real. Para empezar, Burton y su equipo decidieron eliminar a los animales parlanchines en comparación a la cinta original, dando lugar a números de circo de poca calidad: el hombre más fuerte del mundo cargando pesas falsas, una sirena tras una torpe y simulada pecera, un mono entrenado para que parezca que declama versos de Shakespeare y un encantador de serpientes. Los personajes de Timothy y los cuervos consejeros que eran vitales en el desarrollo del filme de 1941, son anulados en esta versión, por lo tanto el peso de ayudantes y  amigos recae en los hijos de Holt, y aunque se hace alusión a los cuervos con las plumas negras que hacen volar a Dumbo y a Timothy con el personaje de Colette (Eva Green), la película muestra huecos argumentativos y narrativos, pues es difícil comprar la idea del vínculo que existe entre Dumbo y su mamá más allá del lanzo sanguíneo, ya que no se desarrolla la conexión real entre ellos. Por su parte, Colleen Atwood ha hecho en el pasado un trabajo increíble con el vestuario de otras obras de Burton, pero ahora su propuesta es opacada por un excesivo diseño de producción en el que el saturado CGI enfatiza los escenarios artificiales. El mundo que plasma Tim Burton elimina prácticamente los toques de ironía empleados en la cinta original -donde se hacía una parodia de protesta contra los abusos del jefe, que ahora es lo opuesto siendo un buen líder de la familia cirquera- con lo que nuevamente el director buscó rescatar un poco de ello y le dio a Michael Keaton el rol de la representación de la codicia empresarial que existe en el mundo, por lo que el peso del villano recae en él junto a Neils Skelig (Joseph Gatt), un golpeador que porta botas de piel de elefante y J.Griffin Remington (Alan Arkin), un banquero de Wall Street. Una de las decepciones más grandes del filme es la recreación de la famosa escena de los elefantes rosas, donde se esperaba que Burton lograría engrandecer este momento gracias a su estilo, pero sólo resaltó la ternura de Dumbo.