La enigmática y solitaria hacker Lisbeth Salander (Claire Foy) tiene una nueva misión: robar a los estadounidenses el programa Firefall -creado por el informático Balder (Stephen Merchant)- y eliminarlo. El preciado Firefall -que permite ingresar a una compleja red de vigilancia mundial- también es el objeto de deseo de “Las Arañas”, una temible organización criminal sueca que mantiene fuertes nexos con la peligrosa mafia rusa. Sin embargo, el programa es totalmente inutilizable sin no se cuenta con la palabra clave para acceder. El único que conoce la contraseña es August (Christopher Convery), hijo de Balder, por lo que secuestrar al pequeño se convierte en la prioridad de uno de los criminales (Claes Bang). Para ayudar a Lisbeth a destruir el programa y, especialmente, proteger al niño, están el periodista Mikael Blomkvist (Sverrir Gudnason) y un hacker estadounidense (Lakeith Stanfield) que tiene que recuperar Firefall para sus jefes.

La chica en la telaraña (The Girl in the Spider’s Web, 2018), primera adaptación cinematográfica de la cuarta novela de la saga Millennium escrita por David Lagercrantz -que ha retomado el legado de Stieg Larsson, autor de las tres primeras novelas-, presenta a Claire Foy en la piel de la enigmática heroína que en el pasado fue interpretada por Noomi Rapace (en tres filmes originarios de Suecia) y Rooney Mara (en la versión hollywoodense de The Girl with the Dragon Tattoo de David Fincher). Desde los primeros minutos, el director Fede Álvarez (Don't Breathe, 2016) se esfuerza por restaurar el carácter robusto y atlético de la pirata informática, una representante ejemplar del poder femenino, inmiscuida en una típica historia de espías. Sin embargo, el guion de Steven Knight (Eastern Promises, 2007) desaprovecha los elementos de las investigaciones periodísticas de la saga -que tenían la intención de desvelar la hipocresía de la alta sociedad sueca- para reducirlo simplemente a la frenética búsqueda de un archivo que contiene información vital para la seguridad mundial. Además de esta amenaza global, Lisbeth debe lidiar con una amenaza privada -vinculada a su pasado y, específicamente, a su hermana Camilla (Sylvia Hoeks)-, generando así una doble capa de conflictos existenciales que se conjugan de manera orgánica a lo largo del relato. Aunque no se atreva demasiado a desafiar las convenciones del thriller, Fede Álvarez parece recordar ocasionalmente ser, en primer lugar, un director de horror y, por lo tanto, un director que trabaja principalmente con el cuerpo y sus mutaciones y deficiencias, y por lo tanto se destaca por las secuencias que intentan generar un ambiente vagamente turbio, desde el que tiene un sabor sadomasoquista (como cuando Lisbeth está completamente enfundada en un traje de látex) hasta el que requiere el consumo de anfetaminas para volver a ponerse en pie antes de que la involucren en un asesinato. Lisbeth siempre está huyendo de las autoridades y persiguiendo villanos, revelando así una energía cinética incesante en la inagotable lucha por la supervivencia, la indomable batalla contra quienes la quieren destruir y quienes la rodean.

Fecha de estreno en México: 9 de noviembre, 2018.

Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex