Consciente del vacío dejado por la muerte de Superman (Henry Cavill), Bruce Wayne (Ben Affleck) solicita la ayuda de su nueva aliada, Diana Prince (Gal Gadot), para hacer frente a un ataque de proporciones catastróficas encabezado por Steppenwolf (voz de Ciaran Hinds), una enorme criatura decidida a usar el poder inimaginable de las tres ‘cajas madre’ para, ayudado por un enjambre de ‘parademonios’, gobernar el universo. Juntos, Batman y Wonder Woman trabajan rápidamente para reunir a un equipo de súper humanos –incluyendo Barry Allen (Ezra Miller), Victor Stone (Ray Fisher) y Arthur Curry (Jason Momoa)– para contrarrestar la amenaza que se aproxima contra la Tierra y con la esperanza de proteger a los inocentes del daño y la destrucción del planeta.
Liga de la Justicia (Justice League, 2017) es un caleidoscopio fuera de foco y desequilibrado por varios factores, ajustes y reconsideraciones. Zack Snyder (Watchmen, 2009) es el director del filme, pero durante el proceso de realización se recurrió a Joss Whedon (The Avengers, 2012), quien aparece en los créditos como coguionista, para supervisar las extensas regrabaciones de varias secuencias. El toque de este último emerge en varias ocasiones, pero su sentido del humor es incongruente con la paleta de colores oscuros y el tono aparentemente serio que le imprime el primero. Las dos sensibilidades se fusionan, pero la mezcla de atmósferas y temperamentos es fácilmente perceptible y trabaja en detrimento. A diferencia de las dos entregas anteriores del universo DC que Snyder dirigió –Man of Steel (2013) y Batman v Superman (2016)–, en Justice League han desaparecido los prolongados episodios de melancolía, portentosas grandilocuencias y laboriosas metáforas pseudofilosóficas, no obstante, esta nueva película aún no logra encontrar una identidad y voz propia en esta lucha de los universos expandidos de superhéroes. Para una producción tan cara, es un terrible descuido recurrir a un trabajo tan pobre de CGI –tanto para eliminar el bigote de Henry Cavill, como para diseñar al villano Steppenwolf–. Hay momentos que insinúan emociones humanas, pero al tener un antagonista tan superficial, cualquier sentido de tensión o conflicto dramático se queda en el camino. Aunque mucho más cohesivo y congruente que Batman v Superman, el esquema narrativo de Justice League se apresura para presentar las potencialidades de sus nuevos personajes: la velocidad súbita y el carisma de Flash, la fuerza corporal de Aquaman y quizá, el mejor de todos, es el arco sorprendentemente complejo de Cyborg, quien debe lidiar con la vida después de la muerte y la batalla de confusiones e inseguridades cuando maneja sus partes robóticas. Wonder Woman funge como la coprotagonista de la película, y es una maravilla ver a la heroína en acción –principalmente en una de las secuencias iniciales–. Sin embargo, algunas dinámicas desafortunadas con Bruce Wayne tienden a silenciar la valentía y autoridad natural de Gadot; el personaje es reducido a una asistente del ‘hombre murciélago’ y es vestida constantemente de civil no para enfatizar su intrepidez, sino su estilizada figura –un recordatorio de que el filme de Patty Jenkins fue una anomalía y no la nueva normalidad para representar a la mujer en el cine de superhéroes–.
Fecha de estreno en México: 17 de noviembre, 2017.