A finales de la década de 1950, un niño llamado Alex (Luis de La Rosa) es llevado por sus padres a un internado aislado en medio del bosque. El pequeño es recibido por el severo y autoritario director, Julio (Mauricio García Lozano), que se encarga de explicar el peculiar sistema educativo –basado en modelos militares–  que emplea para que los niños problemáticos que ingresan a su instituto corrijan sus pasos y se vuelvan obedientes y disciplinados. Debido a su carisma y seguridad con la que se desenvuelve, Alex llama la atención de los demás alumnos, principalmente del inocente y bonachón Ricky (Luis Carazo); el agresivo y problemático Jorge (Michel Arluk); y el extrovertido y sarcástico Pato (Emiliano Carrillo). Los cuatro amigos rápidamente establecen una alianza para trabajar en equipo y fugarse del internado. Sus planes fallan continuamente, pero cada uno de los fracasos significa un pequeño avance para descubrir el sombrío misterio que se esconde en ese lugar.

Mientras el lobo no está (2016), primer largometraje del joven realizador mexicano, Joseph Hemsani, es un intrigante thriller sobre un grupo de niños que, mientras exploran sus anhelos e ilusiones, descubren cómo opera el perverso mundo de los adultos en el que el poder, el control, el autoritarismo y la violencia son herramientas empleadas para someter y dominar a los otros. La camaradería del grupo de infantes y su deseo por explorar la zona que habitan poseen ecos del coming of-age de Stand By Me (Rob Reiner, 1986), mientras que el guion –coescrito por Hemsani y Abe Rosenberg (Archivo 253, 2015)– presenta de manera acertada varias momentos de alta tensión en las que se insinúan presencias malignas que recuerdan el contexto hostil de El espinazo del diablo (Guillermo del Toro, 2001). También destacan el impecable diseño de producción de Roberto Bonelli, la meticulosa decoración de Paola Enríquez y el discreto diseño de vestuario de Tania De Regil; todos estos elementos se conjugan para lograr la eficiente y verosímil reconstrucción histórica de mediados del siglo XX. El cinefotógrafo Tom Banks (The Bad Guys, 2015) logra sacarle provecho a los pasillos y las habitaciones de aquel internado utilizando de manera creativa cada rincón para poner en riesgo a sus personajes y creando una efectiva sensación de confinamiento. Sin embargo, los baches narrativos provienen de la falta de astucia para manejar los tropos del género; el secreto se revela arrancando el tercer acto y, a partir de ahí, no hay giros de tuerca ni sorpresas que jueguen con las expectativas del público. En el tramo final, los personajes se empeñan en tomar caminos erróneos y equivocados para aletargar y prolongar la predecible resolución del relato. 

Fecha de estreno en México: 24 de febrero, 2017.

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