Tripp (Lucas Till) es un joven que odia su monótona rutina como estudiante preparatoria y detesta el poblado de Dakota del Norte en el que vive. Su amable y cariñosa madre (Amy Ryan) trabaja largas horas para sacarlo adelante, aunque a veces ella invierte más tiempo en compañía de su nuevo novio, el sheriff de la ciudad (Barry Pepper). En la escuela, el joven se distrae constantemente debido a su anhelo de construir un enorme y feroz automóvil con piezas y partes que consigue en un viejo depósito de chatarra. Un día, cerca de una estación de perforación de petróleo, Tiff descubre a una exótica criatura que, a pesar de su grotesca apariencia –una especie de delfín con enormes tentáculos–, tiene muchas posibilidades de convertirse en su fiel amigo.
Aunque Lucas Till, de 26 años, es un poco viejo –y mal actor– para interpretar a un pubescente preparatoriano, Monster Trucks (2016) posee un tono ligeramente encantador debido al humor ingenuo, candoroso y bobo que destila la mayor parte del relato. La trama es muy simple de seguir; el guión no se atasca en la exposición de los acontecimientos y aunque sus secuencias de acción son poco originales e inspiradoras, al menos son coherentes dentro del universo ficticio que se ha planteado, incluyendo un fragmento de la secuencia final que le rinde homenaje a Mad Max: Fury Road. Sin embargo, el filme abusa de su ridícula premisa y nunca se da el tiempo necesario para profundizar en las motivaciones de los personajes humanos que son opacados por el monstruo protagonista y las constantes persecuciones a máxima velocidad.
Fecha de estreno en México: 5 de enero, 2017.