Lee aquí nuestra Reseña de Museo
En la década de los ochenta, en Ciudad Satélite -a las afueras de la capital de México- viven Juan (Gael García Bernal) y Wilson (Leonardo Ortizgris), dos jóvenes cercanos a los 30 años que invierten sus días de ocio en burdos juegos reinterpretando la manzana de Guillermo Tell con un cubo de Rubik o cobrándole algunos pesos a algunos niños para que puedan disfrutar los videojuegos de la época. Hastiado por la rutina de adulto desocupado, sin la capacidad para impresionar a su exitoso padre (Alfredo Castro), obsesionado con las implicaciones del término «hacer historia» y desesperado por demostrar que puede hacer algo especial, Juan decide ejecutar un ambicioso asalto. Durante la Nochebuena de 1985, los jóvenes se trasladan al Museo Nacional de Antropología para robar varias piezas artísticas y vestigios arqueológicos -casi todos pertenecientes a la cultura maya-. Las consecuencias del robo superan con creces las expectativas del par de ladrones improvisados, quienes rápidamente se ven obligados a lidiar con sus acciones durante una larga odisea por otros territorios del país. Una vez que tienen en su posesión los valiosos objetos, incluyendo la máscara verde de Pakal, los amigos se dirigen a Palenque para localizar a Bosco (Bernardo Velasco), un guía de turistas que los pondrá en contacto con el señor Graves (Simon Russell Beale), un coleccionista británico y posible comprador que los espera en su lujosa mansión de Acapulco.
Si bien es cierto que Museo (2018) se basa en el robo de 124 piezas arqueológicas cometido por los jóvenes Carlos Perches Treviño y Ramón Sardina García, el cineasta Alonso Ruizpalacios (Güeros, 2014) no pretende elaborar una reconstrucción exacta del suceso histórico, sino deconstruir el evento para confeccionar un relato sobre la crisis de identidad, al mismo tiempo que reflexiona en torno a los conceptos de original, copia, repetición, verdad, ficción, valor histórico y valor artístico. Desde muy temprano, el director revela de inmediato el misterio: “esta es una réplica de la historia original”. Al enfatizar su relatividad, que es también su esencia, se vuelve -paradójicamente- más auténtico, aunque siempre regresando de manera cíclica a las mismas preguntas y dejando una atmósfera de inquietud como un rastro real: si lo único que tenemos es el testimonio de seres ya muertos, ¿cómo podemos confiar en la Historia? Esta premisa conduce a una reflexión sutil pero vibrante sobre el valor de la apariencia y sobre la importancia de una creencia común (ya sea la de los niños en Santa Claus o la de los adultos en el pasado histórico sublime de una patria ahora ahogada en la miseria) que puede inspirar o defraudar a los individuos. Con un detallado diseño de arte y una pulcra puesta en escena, Ruizpalacios evidencia una plena comprensión de las dinámicas de los recintos museísticos, principalmente en el notable uso de una iluminación teatral para enfatizar los espacios monumentales del museo y resaltar las cualidades de los objetos artísticos. El cinefotógrafo Damían García recurre a primerísimos planos para configurar tensas “instantáneas” del dúo desmontando las vitrinas para apoderarse de las piezas. El ambiente se ve reforzado por las épicas composiciones musicales de Tomás Barreiro, quien reelabora elementos y pasajes de La noche de los mayas, de Silvestre Revueltas, a la que se hace referencia repetidamente en la película. Poseedora de un ritmo envolvente y emocionante en su primera mitad -que incluye un pertinente registro de las dinámicas de las familias mexicanas que se reúnen para celebrar Navidad-, la película transita por diversos géneros y una amplia gama de tonos (drama familiar, comedia costumbrista, relato criminal, road movie), perdiendo paulatinamente su capacidad reflexiva insinuada en anécdotas menores y poco convincentes -el encuentro de Juan con la exuberante Sherezada (Leticia Brédice), por ejemplo-. Museo también plantea, pero deja respuestas pendientes, sobre la apropiación de artefactos culturales mediante la arqueología y el gasto de recursos para cuidar los tesoros que otras naciones han descuidado.
Fecha de estreno en México: 26 de octubre, 2018.
Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex, Cineteca Nacional