Video. Ve aquí nuestra entrevista con Sebastián Cordero, director de 'Sin muertos no hay carnaval'
Emilio (Daniel Adum Gilbert), un joven empresario que trabaja como directivo de un equipo de futbol en Guayaquil, recientemente heredó una parcela de tierra que se encuentra habitada por una comunidad de familias. Dispuesto a reclamar y recuperar lo que le pertenece, Emilio recurre a la ayuda de su padrino, el poderoso empresario Gustavo Miranda (Erando González), y Lisandro (Andrés Crespo), un abogado traficante de tierras que funciona como la conexión entre los dueños de los terrenos y la gente que vive en la invasión, pero siempre manipulando a sus clientes para sacar un mayor beneficio económico. Entre los ocupantes ilegales se encuentra Celio (Diego Cataño), un joven de escasos recursos preocupado por los conflictos de su comunidad, pero incapaz de controlar su enojo y rencor contra las clases altas. Aunque ambos lados están dispuestos a negociar, las conversaciones y los encuentros cada vez se vuelven más tensos. Mientras tanto, Emilio está atrapado en su propio drama debido a un trágico accidente en el que una bala perdida mató a un niño e intenta convencer a la asistente del fiscal (Maya Zapata) que él es inocente.
Luego de incursionar en el cine de ciencia ficción con Europa Report (2013), el realizador ecuatoriano, Sebastián Cordero (Crónicas, 2004; Pescador, 2011), explora nuevamente los terrenos del realismo social a partir de los negocios turbios, la apropiación del espacio y las dinámicas del ser humano con su entorno. Ambientada y rodada en Monte Sinaí -zona que hasta hace pocos años no era considerada por el municipio de Guayaquil como parte de la ciudad-, Sin muertos no hay carnaval (2016) es una historia de ambición, corrupción, traición, enredos y todo lo que conlleva la búsqueda del poder dentro de una sociedad y dentro de una familia. A partir de las nociones generales del concepto de ‘marginalidad’ (la situación social de desventaja económica, profesional o política producida por la dificultad que un grupo tiene para integrarse a algunos de los sistemas de funcionamiento social), Cordero confecciona un thriller mesurado, que nunca glorifica ni fetichiza la violencia, sobre el deseo, la culpa y los límites que el ser humano construye a su alrededor para generar un mundo más decente y esperanzador o más cruel y desalentador. Precisamente esos dos rostros son capturados con elegancia, rigor y precisión por parte del cinefotógrafo mexicano, Tonatiuh Martínez (Las oscuras primaveras, 2014; Sueño en otro idioma, 2017), quien muestra paisajes y atardeceres altamente estilizados con una paleta de colores brillante y expresiva, al mismo tiempo que en tonalidades frías u oscuras explora los espacios interiores que habitan los personajes -desde la mansión de Don Gustavo hasta la humilde choza de la mamá de Celio-.
Fecha de estreno en México: 8 de junio, 2018.
Consulta horarios en: Cineteca Nacional