Richard es un pequeño gorrión que perdió a su familia poco después de su nacimiento. Huérfano e incapaz de cuidar de sí mismo, él conoce a la noble y bienintencionada Aurora, una cigüeña que convence a su compañero, Claudio, de adoptar a Richard y educarlo como un miembro más de su especie. El gorrión, sin darse cuenta de su verdadero origen, crece con la ilusión de ser una ave blanca y majestuosa como sus padres adoptivos. Cuando llega el momento de migrar a África, Richard se ve obligado a enfrentarse a la dura realidad: los gorriones no pueden hacer frente a un viaje tan largo y agotador. Sin embargo, él no se resigna y, junto con sus nuevos amigos –un loro llamado Kiki y una lechuza de nombre Olga–, emprende una larga aventura por toda Europa para reencontrarse con su familia.
Coproducido por la empresa alemana Den Siste Skilling, el estudio belga Walking the Dog y la compañía Melusine Productions (de Luxemburgo), Una cigüeña en apuros (Richard the Stork, 2017) es un filme de animación que pretende inculcar la importancia de la conservación de la naturaleza, la protección de la biodiversidad y la promoción de la cultura ecológica. A lo largo de la historia, se recurren a estereotipos típicos e inocentes para representar a las aves de acuerdo al país que habitan; por ejemplo, Francia es el hogar de palomas vestidas elegantemente como María Antonieta, o los cuervos italianos aluden tímidamente a las dinámicas de la mafia. El variopinto, dinámico y colorido universo animal confeccionado por los directores Toby Genkel y Reza Memari captura la atención de los espectadores, aunque muchos de los movimientos y de las secuencias se ven lentas y rígidas. El humor es extremadamente blanco e inofensivo y se basa en gags físicos predecibles y bromas ingenuas. A pesar de esos detalles, los realizadores poseen una sorprendente sensibilidad para confeccionar una bella fábula que aborda de manera sencilla y sagaz varios temas complejos como la diversidad social, la integración de los individuos y el deseo de romper las fronteras y barreras que a lo largo de los años han separado a los seres humanos. No es difícil leer en la historia del gorrión Richard –un personaje que crece como agente externo en un grupo homogéneo y que debe superar con determinación y perseverancia el escepticismo de la comunidad– una metáfora de la historia de vida real del guionista y codirector de la película, Reza Memari, un iraní que se vio forzado a salir de su tierra natal cuando era niño para desplazarse a Alemania. En algunos momentos, el relato cae en los baches del sentimentalismo, el chantaje emocional y el tono pedagógico, pero al final del camino logra desembocar en un cuento ingenioso que elogia la diversidad, donde las diferencias étnicas no son una limitación, sino una oportunidad para cooperar en el beneficio de las aspiraciones del individuo y de la comunidad.
Fecha de estreno en México: 12 de mayo, 2017.